

Pero cuando de recordar su tradición se trata, presenta a la mujer con un vestuario muy colorido, elaborado en telas suaves (seda blanca, amarilla, rosada, etc), adornado con figuras de hilo que le dan aspecto florido y en hilos dorados. Las faldas llegan hasta los tobillos y sus vivos colores resaltan su piel negra. Esto para las ocasiones en que se danza una jota, una juga o una polka.
Lo mismo ocurre en el vestuario del hombre, compuesto por camisas de seda blanca con manga larga y pantalón en dril blanco; zapatillas o alpargatas de igual color, elaboradas con cabuya, fique o tela gruesa.